ESCAPADA ITALIANA

Vuelvo de una escapada rápida (vía Ryanair, los vuelos baratos que están haciendo más por la "construcción europea" que Giscard d'Estaing) a tierras lombardas. Milán, Lago Como, Bérgamo... Risottos, café y grappa. No conocía el norte de Italia, con sus coches que paran en los semáforos, sus ciudadanos que no gritan, su asquerosamente europea urbanidad... ¿Dónde están las mammas romanas y napolitanas? ¿Y los vendedores ilegales de pescado, y el recaudador de la mafia paseándose ufano por los comercios? Sé que decir esto es de un romanticismo ingenuo y absolutamente desfasado, pero yo me quedo con el salvaje y ruidoso sur, con las montañas de basura de Nápoles. Prefiero beber de la misma botella que el Che Garibaldi antes que fumarme un puro con Cavour. Qué le voy a hacer.
Al margen de todo, dos apuntes. Primero, el de la foto, una campaña de la Sanidad pública italiana en el metro de Milán. Sencillamente genial, ¿no? Quizá le falte un aire más Mamma Ciccio, con su escote insinuando (¿insinuando o desbordando?) unos brutales pechos del catálogo VIP de un cirujano estético, pero así va bien. Me encanta la cofia de la chica, probablemente rescatada del vestuario de Conchita Velasco en Las chicas de la cruz roja.
El segundo apunte es una conversación robada en la cola de embarque del avión de vuelta. Detrás de nosotros, un cura con alzacuellos, un señor que no lleva alzacuellos pero que igualmente parece un cura y tres sonrosados mozalbetes de unos 18 años bien repeinaos y encamisaos. ¿Excursión espiritual, ejercicio espiritual, algo espiritual? Quién sabe qué, pero algo espiritual sin duda. El señor párroco les comenta una noticia que leyó hace poco en Diario de Navarra (acabáramos). Al parecer, una familia que tenía varios gatos decidió adoptar un perro de la perrera, pero como no consiguieron que el perro y los gatos se llevaran bien, la protectora de animales les retiró la custodia del perrillo. "Y fíjate -apunta con sorna el párroco, que yo he bautizado como Don Nicanor-, la familia está triste". Uno de los mozalbetes repeinaos remata: "Sí, claro, con los perros mucha tristeza, pero con los niños, aborto, ¿no?". Sólo he podido pensar que ese mozalbete será algún día un ministro.
7 comentarios
síl -
a pesar de eso, del pijerío de la ciudad, de lo estirados y cerrados que son los del norte, de que no tengan patrimonio artístico, la verdad es que milán a mí me atrapó... será que los sitios lo hacen las gentes que te rodean,....
besos
Enrique -
Javivi -
Enrique -
S. del Molino -
Enrique: a ver, no sé si estoy muy capacitado para recomendar nada, que estuvimos poco rato, pero en el Corso Garibaldi de Milán encontramos muy buenas osterias. A diferencia de lo que ocurre en Roma, apenas hay trattorias y el repertorio de platos de pasta es más limitado (la pasta es más del sur de Italia, aunque también la coman con pasión en el norte). Les mola más el risotto, las carnes, los carpaccios y la pizza. Ya te digo que las osterias más majas las encontramos en el Corso Garibaldi y alrededores. Al lado de la Galeria Vittorio Emmanuele está Luini, donde venden panzerottis, que son una especie de empanadillas con una masa muy etérea, rollo focaccia, que causan furor entre los milaneses. Es una opción para merendar. Para salir, la zona de la calle Brera, donde está la Pinacoteca, está bastante bien, con terrazas con calefacción y donde muchos acompañan el copazo con una pizza a la una de la madrugada (les gusta recenar, una buena costumbre. Las copas, eso sí, son caras, ¿hace falta decirlo?). Si pedís vino en un restaurante, aseguraos de que no sea de aguja. A veces, te sirven tintos que llevan gas, y es una putada.
Por lo demás, las mismas precauciones gastronómicas que hay que tener en cualquier ciudad: evitar los restaurantes situados junto a los monumentos y los que tengan el menú en inglés o lleven la palabra "típico" o "tradicional" en el rótulo. Si la osteria no tiene el menú en la puerta, el nombre del local apenas se lee (por la roña o porque ni siquiera se han molestado en ponerlo, ya que lo conoce todo el mundo) y las mesas están llenas de entusiastas jóvenes locales, estáis en un sitio donde seguro que se come estupendamente. Todo es sentarse y disfrutar.
Enrique -
Severiano -